ENGAÑOS AL CONSUMIDOR
Parece mentira, pero las empresas se buscan cada
día ideas más ingeniosas para inducirnos a engaño con el objetivo de que
consumamos sus productos, cuando lo que deberían hacer es informar más
claramente sobre las propiedades CIERTAS de lo que pretenden que
compremos.
He llegado a plantearme si algunos se creen que somos idiotas o
estamos al límite de la imbecilidad. Si bien debo reconocer que paseándome por
los hipermercados, alguna vez, he llegado a dudar de la inteligencia de algunos
consumidores.
Pero vayamos a los casos prácticos, veamos cómo nos quieren
confundir aún utilizando formulas lícitas pero inmorales, por su pérfido
fin.
¿Cuántas veces no hemos visto en el envase de un producto la leyenda:
“Elegido producto del año por los consumidores”? Y eso, ¿quién lo ha dicho? ¿El
dueño de la fábrica? ¿Cuántos eran los consumidores encuestados, dos, tres mil,
o cuatro millones? ¿Dónde están los datos que apoyan semejante afirmación? Un
ejemplo lo tenemos en unos postres de la casa Dhul. El mismo sello impreso lo
encontramos en el trigo para hervir de la marca Ebly. La tipografía con la que
se inscribe tal aseveración es idéntica, por lo que podemos deducir que los que
otorgan tal distinción, son los mismos. Pero ¿quiénes son?
Otra sorpresa nos la ofrece la casa Campofrío con
sus “Vuelta y vuelta”, unas lonchas de centros de pavo, jamón, pollo y diversos
pescados. Por una parte, un llamativo adhesivo sobre el embalaje nos llama la
atención: “Precio especial”. ¿Especial por qué? ¿Qué quieren decir? Si no nos
dicen cuál es el precio normal, no podemos saber que el precio que nos hacen
pagar es realmente “especial”. Por otra parte, y hablando del producto en sí,
sobre todo en lo que se refiere a los pescados, su perfecta forma ovalada nos
hace sospechar sobre los ingredientes utilizados. ¿Alguien ha visto una merluza
o un salmón con semejante diámetro? Supongo que no. Por lo tanto, no es
descabellado concluir que este “filete” está hecho con partes del animal que
serían desechadas si no se hace una pasta con ellas y finalmente se le da forma
de filete, por llamarlo de alguna forma.
Vamos con una de atracos. La casa Knorr nos
ofrece “Vie” una bebida envasada en pequeñas botellas de 100 ml. y que se vende
por unos 2 euros y pico el paquete de 3. La publicidad esgrime como mayor
reclamo que cada botellita contiene el 50% de las verduras y frutas que
necesitamos. Apelan directamente a nuestro inconsciente por la falta de tiempo
que tenemos casi todos para alimentarnos adecuadamente, y de paso, aprovechan
las campañas que hacen las instituciones para que consumamos más productos
vegetales. Pero, ¿saben cuánto cuesta un litro de este supuestamente maravilloso
y cómodo producto? ¡Casi 8 euros! Unas 1300 de las antiguas pesetas. ¿Se
imaginan la cantidad de frutas y verduras VERDADERAMENTE FRESCAS que se podrían
comprar con ese dinero? Hagan cuentas. Esto es un atraco en toda regla. Y
además, según lo que algunos internautas dicen, parece una papilla para bebés,
algo nada apetecible al paladar.
En otra ocasión ya hablamos de las
“Gulas de Aguinaga©”, un fraude total. Hacen fideos de pescado barato, les
pintan los ojos y el lomo, y pretenden hacernos creer que son “una especie de
angula”. ¡Mentira! Es pasta de abadejo (pescado barato) disfrazado de angula,
pero con un precio inferior al de la angula.
Pues ahora, dado el éxito del lenguaje ambiguo
(Gula=Angula), ahora nos atacan con “Sololomos©”, que no es lo mismo que SÓLO
LOMOS, lo que puede llevar a pensar al consumidor común que en el envase hay
sólo lomos. Con ese nombre, comercializan unos productos de merluza, salmón y
bacalao que, atendiendo a su denominación, podríamos llegar a pensar que se
trata de la mejor parte del pescado, pero NO. Volvemos a lo mismo. Se trata de
una pasta moldeada para que dé la impresión de ser el lomo de pescado, pero no
lo ni de lejos.
Por ejemplo, el salmón contiene 80% de salmón
(sin especificar qué parte) y el resto es agua, patata deshidratada,
estabilizantes y alguna cosa más. Sin embargo, con las triquiñuelas de la
publicidad, utilizando la palabra “sololomos”, se nos empuja a creer que estamos
comprando lomos de salmón u otra especie, cuando es realidad, lo que adquirimos
es una pasta hecha a base de partes de estos pescados (no las mejores) y otros
ingredientes.
Si no es un fraude, se puede calificar de burla dolosa al
consumidor. Ni es “sólo”, ni es “lomo”. Menuda vergüenza tener que recurrir a
estas triquiñuelas. Les fue bien con las “Gulas” que no son angulas ni de cerca,
y ahora prueban con otras especies.
Lo que más me escandaliza es el
precio que hacen pagar por estos productos fabricados a base de materia prima de
tercera. Por una parte es de admirar, poca gente consigue vender a precios
astronómicos lo que otros tirarían a la basura.
¿Quieren más? Pues
compren “Colas de Océano”. Son esas cosas con forma de cola de langosta. Denle
la vuelta y miren los ingredientes: surimi (proteína de pescado blanco) 55%
(¿Qué pescado?), agua, aceite de girasol, fécula de patata, almidón de maíz,
sal, clara de huevo, aroma y extracto de langosta (¡¡¡ 1%!!!), glutamato
monosódico, extracto de vino (¿Y eso qué es? ¿Vinagre?), azúcar y colorantes
naturales. ¡Enhorabuena señores de Aguinaga! Gracias por hacer algo así
comestible.
Dentro de la misma línea, la empresa Cárnicas
Serrano nos ofrece lonchas de langosta, y lo pone bien grande: LANGOSTA. Pero la
letra pequeña nos dice otra cosa: carne de pavo. Yo no he estudiado biología,
pero las diferencias entre una langosta y un pavo son notables. Ya no sé si reír
o llorar. Podría seguir con la lista de ingredientes de tan peculiar producto,
pero se lo dejo a ustedes, digan lo que digan, seguro que aciertan
…
¿Y qué me dicen de los productos alimenticios
que parecen más medicina que alimento?
Tomados con moderación, no son
perjudiciales, pero tienen que formar parte de la dieta de por vida. Un ejemplo,
Benecol. Reduce la tasa de colesterol en un 15% . Cierto, pero hay que tomarlo
de por vida. Dos días sin tomarlo y volvemos a las mismas. ¿No es más fácil ir
al médico para que nos prescriba una dieta adecuada?
La ingente cantidad
de productos que añaden vitaminas, minerales y otras mil cosas, para resultar
más atractivos y además cobrar unos céntimos de más, son una auténtica
vergüenza. Sí, lo digo así de claro porque no hay quien me lo pueda rebatir. No
vivimos en Zimbawe, vivimos en España y aquí, más que carencias alimentarias,
tenemos desórdenes alimentarios. No nos faltan vitaminas ni minerales, nos
sobran grasas, y bebiendo, por ejemplo, leche Pascual rica en calcio, no
vamos arreglar nada. Lo único que se arregla, es el bolsillo del señor
Pascual.
Instemos a Bimbo, su filial Martínez,
Panrico, y demás industrias dedicadas a la bollería de gran consumo, a utilizar
otro tipo de grasas que no resulten tan perjudiciales para nuestra salud. Ése
será un gran paso.
Un paso que no darán porque las grasas “buenas” son
mucho más caras que las que emplean en estos momentos. Y además, ¿qué les
importa a ellos que nuestros hijos sean cada día más gordos y tengan un aspecto
deplorable, semejante al de los niños estadounidenses? Ya me gustaría saber si
el hijo del “señor Bimbo” come cada día Tigretones, Bonys, y Panteras rosas.
Apuesto a que no es así.
Y otra cosa. ¿Qué entienden por “pan fresco”?
En las bolsas de pan Bimbo sin corteza se nos indica que es “fresco y tierno”
(con una pequeña R en un circulito, lo que nos indica que es una combinación de
palabras registradas). ¿Cómo va a ser fresco algo que lleva cuatro o más días en
la tienda? Hay que ver cómo les gusta a estas empresas jugar, y de paso
confundirnos, con las palabras.
Ahora vamos con un par de productos que rizan
el rizo y consiguen sacarme de mis casillas. Estamos hablando de las pastas
Gallo V “con verduras” y del nuevo Cola-Cao Complet con cereales y
fruta.
Pastas gallo nos dice en su publicidad: “Mientras comemos pasta,
también comemos verdura”. Sí. ¿Saben cuánta verdura? 20 gramos por plato, y para
más INRI, verdura disecada. ¡Si justamente, lo bueno de la verdura reside en su
frescura!
Nutrexpa, empresa fabricante de Cola-Cao, no
se queda a la zaga. Ahora nos presenta el Cola-Cao de toda la vida con
cinco cereales y … ¡fruta! ¿Es una pasta pegajosa? No, es un polvo, y no quiero
hacer chistes fáciles. ¿Y saben cuánta fruta hay en un vaso? 0,5 gramos. Pero
les aseguro que esos gramos los está pagando a precio de oro si nos atenemos a
la diferencia de precio entre el Cola-Cao clásico y el futurista con ambiciones
de convertirse en alimento de vanguardia.
¡Señores! No somos astronautas. No vivimos en la estación
espacial, ni en la cumbre del Everest. No estamos obligados a comer alimentos
liofilizados, desecados, licuados, etc. Podemos bajar al comercio de la esquina
y comprar una bolsa de naranjas por 50 céntimos.
Una tarde en el “hiper”
da para mucho. Y si se va con lupa, se puede salir con los pelos de punta, un
verdadero escándalo. Pero estamos aquí para eso, para poner a los consumidores
sobre aviso de las pérfidas intenciones de determinadas empresas empeñadas en
darnos gato por liebre.
Herr Peter Asta
elconsumidor@gmail.com
Agradeceré
cualquier notificación sobre fraudes al
consumidor.