¿Qué se puede hacer con un presidente de gobierno que hace cerrar los bares a
la una? En España lo tenemos claro: ¡Se le saca del país a gorrazos! Pero en
Tailandia son un poco lentos para estas cosas.
Hace unos ocho años subió al
poder un ex - policía millonario (la cosa ya cantaba). Logró aglutinar, previo
pago y promesas diversas, a una multitud de miembros de diversos partidos para
crear el Thai Rak Thai (Los tailandeses aman Tailandia), un
curioso partido con un no menos curioso nombre. Arrasó en las elecciones
obteniendo mayoría absoluta en todas las ocasiones.
Era propietario de
múltiples compañías, entre las que destacaban la de telefonía móvil y
telecomunicaciones y una compañía aérea. Poseía satélites propios, aviones,
cadenas de televisión, periódicos, etc. Era el Berlusconi de Asia. Hace unos
meses vendió todo su emporio por una cifra multimillonaria que gracias a una
maniobra financiera consiguió que fuera libre de impuestos. Esto increpó los
ánimos de gran parte de la población y en especial de un hombre: el Rey
Bhumbibol Aduladiej.
Todo este cúmulo de circunstancias han hecho que el poder del señor
Thaksin Shinawatra se haya ido al carajo.
Su primer objetivo
fue acabar con la corrupción. ¿Cómo? Creando una corrupción a su
medida.
El Rey le avisó varias veces de que su política no iba en la
buena dirección, pero se creyó más listo que nadie. Así ha acabado, en su gran
mansión de Londres rodeado de su familia y de algunos adláteres incondicionales
que creen en milagros.
Este es el 18º golpe de estado en Tailandia. Y, sin duda, el más
peculiar. Ni un disparo al aire, ni una gota de sangre, el apoyo del pueblo, y
para rematar, la firma del Rey aprobando la acción.
Está claro. Quien se
mete con el mundo del puterío, sale escaldado, y si no a las pruebas me remito.
No en balde, el príncipe de Tailandia es el mayor accionista de las sociedades
que fabrican y distribuyen las cervezas, alcoholes y refrescos más vendidos del
país. Más bares cerrados, menos venta de bebidas y menor beneficio, esto es de
cajón.
Todos celebramos la llegada de un nuevo gobierno que responda a la
realidad del país. Confiamos en que su política vaya encaminada hacia una
equiparación respecto a la vida nocturna de los occidentales, que somos sus
mayores proveedores de divisas extranjeras.
Que a nadie se le ocurra
anular un viaje previsto a Tailandia. No seamos “mariconsones. Los turistas se
han enterado del asunto por las televisiones de sus respectivos países, no ha
pasado NADA en las zonas turísticas del país.
Éste ha sido un golpe democrático, por paradójico que parezca. En menos
de diez días habrá un gobierno civil que convocará elecciones en el plazo de un
año.
P.S.: en las siguientes elecciones democráticas ganó el partido del derrocado
primer ministro, y éste volvió al país, si bien no se involucró, por lo menos
directamente, en la política nacional.
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Herr Peter
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